sábado, diciembre 15, 2007

LA CIUDAD y los extraños

"Dime ese sitio de Sevilla que no me puedo perder" "El Sanchez Pizjuan" contesta y yo no sé si reir o llorar. A mí Sevilla me intimida. Porque todos me dicen cosas. Porque digo "¿Tienes servilletas?" y esas eses tan pronunciaditas, tan sonoras al final me delatan. Porque pido una clara con limón y todos me miran y callan. "Ya he dicho algo raro, qué he dicho" "Pero qué madrileña eres, miarma." "Eres más de Madrid que la prisa". Aquí todo me incomoda, porque entro al bar y antes de entrar por la puerta el camarero me grita "A ver los del fondo, qué les ponemos" "No sé" "Pues de eso no tenemos" Y todo el mundo me mira. Y yo echo de menos esa distancia en el trato, ese anonimato, ese pasar desapercibido de la gran ciudad, que nadie te mira, que a nadie le extrañas, que nadie sabe si estás, si vienes o si marchas. Así que me voy con la bulla a la Capital, donde echaré de menos esa manía que tienen aquí de, a la mínima, ponerse a cantar. Y aunque esta Sevilla universal, que se sabe su papel, te abre sus puertas de par en par, aquí somos extraños, y tú y yo miarma nunca nos dejaremos de encontrar.

 
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