martes, mayo 13, 2008

VUELVO

Vuelvo a esta charla de dirección única, a este desahogo rápido y existencial, frívolo y mediático, vuelvo porque los días se alargan y las noches embellecen. Vuelvo porque hay cosas que contar. Las crisis que no se cierran, los monarcas lenguaraces, la sempiterna etapa de las cigarras, la Bruni, ay la Bruni, que va sin tacones, mudita, sonriente, mágico cliché de la perfecta casada del siglo XIX. Y en ese ir y venir de estaturas recortadas, me viene a la cabeza los piececitos de las chinas clásicas, tan deformados, tan pequeñitos, siguiendo la estética que el varón dispone. Y me acuerdo de la princesa con zeta y me imagino sus piececitos, deformados por los tacones de quince centímetros que la altura del varón dispone. La Bruni con Zeta, y la lucha de la mujer en este último siglo tirada a la basura. Bailarinas para bailar con enanitos, zapatitos de tacón y cristal para bailar con principitos. Vuelvo porque esto, en el siglo XXI, se debe denunciar. Ea.

 
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