jueves, diciembre 21, 2006

LA ORACIÓN

Debo encontrar un mantra que al repetir sane. Que pueda, en esos momentos de cielo negro, pronunciar una y otra vez en voz baja. Que pueda, al pasear por la calle, pasar por sus palabras como cuentas de rosario, una y otra vez de forma confiada. Que pueda, meciendo el cuerpo, rezarlo ante el muro de tus ausencias, una y otra vez, susurrando. Que de tanto repetirlo se acabe el significado. Una frase, una palabra que sirva como boya en el naufragio, como calmante en la herida, como nana antes del sueño. Las letras de tu nombre y el mio. Una a una. Entrelazadas.

 
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