jueves, junio 22, 2006

CARLOS Rodríguez Braun

Carlos Rodríguez Braun te coge las manos cuando habla, mejor dicho, te recoge las manos entre las suyas, en un gesto entre paternal y protector. Le preocupan las nuevas multas de tráfico y la denominación de “terrorista vial” para quien no las cumple. “La libertad en el imperio de la ley, no esta ley que está pendiente sobre nuestras cabezas como una espada de Damocles”. Casi nadie puede empezar una frase diciendo: “A mí Popper me dijo…” Pero él sí. Conoció a Karl Popper . Y le oyó decir, cansado de las repreguntas de un periodista sobre su pasado de izquierdas: "Ser de izquierdas para mí era una obligación moral". "La siempre presente superioridad moral de la izquierda”, se queja...

Dice que de los cuarenta o cincuenta profesores que hemos tenido en nuestra vida apenas nos acordamos de tres o cuatro. Qué pena dice, los otros cuarenta y cinco o cuarenta y seis. Así es la vida, manda el talento y la diferenciación. Se ríe por el comentario. Se ríe por casi todos los comentarios, alto, fuerte, echando la cabeza para atrás. Se ríe de los progres. Se ríe de la vida cuando no se la toma en serio.

“Te voy a contar como ven los progres a la mujer liberal. A la Thatcher le negaron su condición de mujer, "parece un hombre", decían. Pero si era una señora, y se veía a la legua que era una señora! Pues no. No era una mujer. Y a Condolezza le dirán que no es mujer y se atreverán a decir que no es lo suficientemente negra"

“Eso mismo me dice mi esposa y mis hermanas” contesta cuando alguien le felicita. Cuenta que firmó más de cien ejemplares en la Feria del Libro. “No dejés de visitarme el año que viene”. Más firmaron los de la Cuatro con un libro de esoterismo. Había colas. Y con ese comentario también se ríe.

Los liberales empiezan a hacerse oir, con Esperanza Aguirre y con Libertad Digital. “Vos creés eso? Como decía Joaquín Garrigues Walter, un liberal de la transición, los liberales en España cabemos en un taxi. Está bien. Ahora que sean cuatro autobuses. Yo creí cuando empezó el proyecto de Libertad Digital que era otro sacrificio más que hacía por el mundo, que San Pedro me perdonaría todos mis pecados: "está bien, Carlos, colaboraste en sus comienzos con Libertad Digital y eso te redime” Y se ríe. Siempre ríe.

Cuenta más cosas. Pero esas ya no las cuento. Y te mira fijamente a los ojos. Qué tipo más simpatico. Qué tipo más brillante. Esta clase de personas me aligera la vida, me hace sentirme un poquito menos diferente…

 
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